Hullabaloo Publishing expone los desafíos a los que hacen frente los medios de comunicación canadienses
Por Kenzie Love, asistente de Comunicación de CWCF
Como en muchos otros países, los medios impresos de Canadá atraviesan tiempos difíciles. La creciente concentración de la propiedad de los medios ha significado que solo unas pocas empresas publiquen la gran mayoría de los diarios del país, mientras que una gran cantidad de periódicos semanales y mensuales han cerrado recientemente. Los semanarios alternativos, una de las últimas fuentes de periodismo independiente que quedan, no son inmunes a los problemas, y en los últimos años han cerrado publicaciones en Ottawa, Montreal, Calgary y Edmonton.
Una de las pocas editoriales alternativas que siguen en funcionamiento es Hullabaloo Publishing Workers Co-operative, que edita el Prairie dog de Regina y la Revista Planet S de Saskatoon, dos periódicos que salen cada dos semanas. Stephen Whitworth, editor de ambas publicaciones, reconoce las dificultades a las que hacen frente estos periódicos, pero mantiene que su cobertura de las cuestiones políticas de la ciudad, el desarrollo urbanoy otros temas a veces descuidados por la prensa convencional es tan relevante a día de hoy como lo fue cuando por primera vez se propusieron llenar el vacío en estas áreas.
“Indudablemente había un hueco en el que podíamos entrar, un hueco que sigue existiendo y que, desafortunadamente, debido a su tamaño, tenemos problemas para llenar”, señala, “pero definitivamente ahora somos más necesarios que nunca”.
En la actualidad, Whitworth ve amenazas tanto económicas como culturales a los medios de comunicación, con periódicos que se enfrentan a la disminución de los ingresos publicitarios, a medida que los anunciantes emigran a las redes sociales y a un público cada vez más escéptico, si no abiertamente hostil, a la prensa. En su opinión, si queremos que los medios de comunicación sigan siendo una parte activa de la democracia, hay mucho que cambiar, como por ejemplo, la disponibilidad de más dinero para subvenciones.
“Hay mucha más hostilidad hacia cualquier declaración con la que la gente no esté de acuerdo”, explica, “así que es un momento más difícil para hablar de temas controvertidos. Así que sí, creo que cultural y económicamente estos son tiempos difíciles para los medios de comunicación, ¡muy, muy, muy, muy difíciles! Es un gran reto, y vamos a necesitar una transformación para superarlo”.
Whitworth ve oportunidades para otras cooperativas de medios de comunicación en el panorama actual, dados los vacíos que han dejado los cierres de otros semanarios alternativos. Además, hace una comparativa entre los diferentes modelos de negocio de los medios de comunicación cooperativos, cuya misión es servir al público, y las grandes cadenas cuya motivación principal es la financiera.
“Tiene sus propios defectos”, dice, “pero creo que en general (una cooperativa de trabajo asociado) es probablemente una forma mejor de dirigir una organización de medios de comunicación, y probablemente debería haber más cooperativas de medios de comunicación”.
Whitworth reconoce los desafíos a los que se enfrentan las nuevas cooperativas de medios de comunicación para despegar, especialmente para encontrar fuentes alternativas de ingresos. No obstante, sigue convencido de que el mayor obstáculo son las dificultades financieras, más que los problemas con el producto en sí.
“El dinero es (la principal) barrera”, asevera Whitworth. En parte, esta es la razón por la que recientemente han lanzado un programa de suscripción para aquellos que están fuera de su área, “Pero la necesidad de periodismo, el deseo de periodismo, y la oportunidad de conectarse con los lectores son muy atractivos, incluso en estos tiempos difíciles y tal vez incluso en parte debido a estos tiempos difíciles”.