Italia ha aprobado una reforma del tercer sector que introduce importantes novedades
23 Ago 2016
El emprendimiento social en Italia puede estar a punto de vivir un nuevo periodo de evolución. La reforma del tercer sector, aprobada por el Parlamento en junio, ha establecido un marco con vistas a la introducción de decretos definitivos y ya es posible elaborar una primera evaluación.
Según Federsolidarietà, miembro del CECOP, los objetivos son a la vez claros y ambiciosos, “la sociedad está cambiando y evoluciona constantemente; saber responder a sus necesidades se convierte cada vez más en un reto importante para todos los países. La cooperación social, el empresariado social y todo el tercer sector en Italia son los principales candidatos para estimular el crecimiento del empleo promoviendo, en particular, la participación de los jóvenes que se enfrentan a obstáculos sin precedentes. Hace dos años, iniciamos nuestro trabajo sobre las directrices, así como la consulta pública, que atrajo las respuestas de muchas cooperativas y organizaciones del tercer sector.
Un largo debate en el Parlamento italiano captó la atención de la sociedad civil, que siguió las discusiones con la respiración contenida”. Principales cambios La reforma del tercer sector facilita la cesión de bienes e inmuebles a cooperativas sociales, empresas sociales y organizaciones del tercer sector. Los edificios públicos en desuso, los bienes confiscados a organizaciones de delincuencia organizada o los bienes culturales y medioambientales con potencial de desarrollo que estén en posesión de una región podrán confiarse a organizaciones del tercer sector y a empresas sociales que representen un nuevo potencial de regeneración y desarrollo local. La reforma también introduce una serie de palancas financieras para promover la puesta en marcha y el desarrollo de empresas sociales y organizaciones del tercer sector. De hecho, se fomenta la transferencia de activos culturales (en el caso de inmuebles, por ejemplo) con vistas a que los activos se utilicen para prestar servicios sociales. Además, la reforma introduce la posibilidad de establecer nuevas formas de “financiación social”.
Las cooperativas sociales y sus consorcios adquieren el estatuto jurídico de empresas sociales. A partir de ahora, las empresas sociales podrán desempeñar un papel importante en la promoción de actividades de interés general, aunque la reforma no indica claramente en qué ámbitos. Sin embargo, Federsolidarietà cree que es importante centrarse en las siguientes áreas: el comercio justo, los servicios de empleo, especialmente para los trabajadores desfavorecidos, la provisión de viviendas para grupos desfavorecidos (viviendas sociales) y la concesión de microcréditos. Por último, la reforma introduce el “servicio comunitario universal”, que pretende implicar a 100.000 jóvenes al año en una iniciativa cívica voluntaria dirigida tanto a ciudadanos italianos como a jóvenes extranjeros que residan legalmente en Italia.